martes, 18 de septiembre de 2018

May 12 2017, anytime again

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I...of the...


brave


That is why?

April 7 2017, 12 am

Which is the honesty of the silent?

The honesty of the silent.

April 4 2017, anytime


These days I am thinking about you, calling you.

Epílogo o el sueño de Odiseo














y Odiseo soñó reseco, solo, abandonado de nadie en la playa, inesperado, cansado, muy cansado. Soñó con su compañero de cuidados, con su voz melosa y su continua pregunta, su llamada, la afirmación, la negación, el rumbo, la vela, la dirección. Soñó con el barco, hundiéndose cerca de la playa, con las velas desgarradas, desanclado y desgastado. Sin tripulación ya. 














L O S   S U E Ñ O S   D E   U L I S E S.

Sueño nº1















(Un ave negra se ensucia las plumas en el agua y en su salida, el dibujo de su rostro se va desdibujando).

- ¡Ave, luz, pájaro sin alma! Te suplico que me roces. 

Sueño nº2





(Te miro desde lo roto y te veo, una mancha de arena que hace relieve sobre lo negro. La cabeza gacha).

Silencio de Odiseo.

Sueño nº3













(Hilos de luz, sutiles destellos, chispas fugaces, las manos de Penélope sobre mi piel).

- ¡¡¡Penélope!!!

(Líneas a lápiz y la mancha. La mañana. El orden, la mancha. Buenos días Penélope, la soñada. El equilibrio, la limpieza, y entre la línea de lápiz, perpendicularmente trazada, se escapa la tinta, la sangre de los pretendientes).

Sueño nº4















Lo profundo es el aire, pero Odiseo ya no respira.

Pulmones de acero adherido de lapas.
- ¡La nave sucumbe, mi capitán!

Laceradas anémonas sacrificadas en el dorso. 
- ¡Escuchad! ¡Escuchad el canto de las sirenas! ¡Os lo ordeno!

Piel exigua, aterida de sal (deshechos de una nave a la deriva).

Un cuerpo vacío.

Un cuerpo sin hombre.

Sueño nº5












- ¡La puerta!

(Un náufrago se agita en la orilla. Habla o gime. Sucumbe a su sueño).

- Odiseo, despierta. Despierta Odiseo.

Sueño nº6










La noche, el frío. La luz que abrasa. El círculo de la sombra. El rayo perfora. Dolor, soledad, desesperanza.

-¿Ítaca?

(y Odiseo ciego   

Sueño nº7












se derrite en el aire y las plumas de cera de sus alas intocables se impregnan en su piel reseca ahora quemada de volar dentro de la arena. 

Sueño nº8















(un hombre se desgarra en llamas, el espacio entre su llanto y el dolor lacerante apaga el sonido del abrazo de los esposos).

















Isla 10


R E S P I R A R


Cruzar, atravesar, trazar en una línea paralela punto a punto cruces, líneas 

      mal trazadas.

Punto a punto
salir, seguir, respirar.


Ulises despierta. Su piel está ajada, sus manos agotadas tienen grietas en los dedos, su color oscila entre el yodo del mar y la suciedad. Está cansado, apenas puede abrir los ojos. El vigía negro que le ha acompañado en su éxodo se acerca. Dice como siempre, como decía, con el cuidado, el sigilo y el breve silencio susurrado. 

- Capitán, marinero, Ulises, hombre.

Ulises entreabre los ojos que están pegados por la sequedad, el salitre del mar y la deshidratación. Puede ver apenas la isla a través de los imperfectos espacios geométricos de sus párpados.
Escucha la voz del marinero, el compañero.

- Ulises, despierta, has llegado a casa. 

Ulises despega los párpados con dolor, sin sentir, famélicos hilos de sangre resbalan por el pliegue interior. Escuece. Ítaca.

En la distancia, en línea hacia la playa camina un marinero. Sus pies avanzan hacia el agua, agarra con decisión la soga de la barca y salta a su interior, iza las velas y la embarcación se mueve...mar adentro.

El marinero se sube al palo mayor y se agarra con fuerza a las velas desgarradas. Sus ojos clavados en Ulises. Se va alejando.

martes, 3 de julio de 2018

Isla 9


                                             
                              CAMINO 
                
                                                                                                                    A CASA

lunes, 2 de julio de 2018

Isla 8

Ulises entre cajas, Ulises, camina y esquiva y subraya y despega con sus uñas desgastadas e intenta organizar e intenta mirar, a través de las cajas. Cajas que se amontonan, cajas transparentes que guardan su vida, su navegación vagabunda a través de los últimos años atravesando islas sin rumbo. 
Sus pequeños terosos, sus recuerdos, las reseñas olvidadas, una flor seca, unos apuntes, las libretas sin fondo, alguna foto y papeles, papeles, papeles...
Ulises se pierde en este paisaje que no identifica, en este espacio sin orden en donde ya ha perdido todos los referentes. Ulises cree que no está solo y que sigue empaquetando, ¿empaquetar? se pregunta. Un hilo de saliva se le escapa del labio entreabierto, hace sol, y Ulises tiene sed, tiene hambre, tiene frío, Ulises tiene miedo. 

El viento azota el salón de la casa, la lluvía resopla entre las cazuelas deshojadas a causa del adiós, el polvo espera en la puerta, cargado de capas y capas de días de nadie que están aún por llegar.

Ulises no quiere ver, Ulises no quiere soñar, Ulises quiere dormir sin sueños, sin saber, vacío. 
Ulises, el más sabio ignorante que cruzó la luz y los mares y buscó hasta agotarse y desmadejarse y quebrarse en una gota de agua de sal. Ulises, que quería despertarse y la espuma del mar le adormecía y que quería recordar que no estaba solo, que el vigía negro cuidaba su sueño. Sin embargo, la indiferencia constante de Ulises en los días de la isla del adiós, desdibujaban al vigía, al compañero sin nombre que apenas sonaba en la noche, con el mar dormido, estancado, muerto, como una balsa de aceite.

Pobre Ulises, mudo y sordo y ciego; prediciendo su destino de sombra maldecida, arruinado en el reino del recuerdo donde él ya nunca existía. Ulises tú, Ulises bendecido por los dioses, Ulises rey, Ulises el grande y el amado, Ulises, ¿dónde estabas? ¿dónde vas Ulises, mi idolatrado Ulises, hijo, hermano, esposo y destino. No te veo amado, alcánzame las uvas de tus lágrimas para que yo pueda tejerte un manto, para resguardarte del frío, del dolor, de las noches que vuelven después de los días, de los atardeceres sin mí, de los atardeceres sin...

...Ulises, Ulises, Ulises, vuelve...

Un grito desgarrado atraviesa las rocas de la isla, la costa, el sol aplastante de Itaca. Amanece.