Mmm!!!cómo me gustaría ahora mismo estar tomando un café por la calle, con mucha espuma y en un vaso de papel, es una de las cosas que más me gustan de Londres.
Miro la neblina y se deseca entre los restos de hilo sucio por la contaminación de las aceras, al otro lado de la niebla, parece que hay alguien, pero no me atrevo a asomarme. Escucho algo, remoto, tal vez real...
Salvajemente escurrida, se desgastó tu lana sagrada.
No me mires ya más en las madrugadas.
Salta la luna y escupe, vomita tus bellezas. Regaladas ?
¿Quién te ha visto? ¿Has pasado otra vez tan dejada?
Te revuelves en tu cama. Gastada.
Gastada tú y tu luna deshojada,
gastada o sagrada o esquilmada.
Déjame Regalada,
te has vestido una capa prestada
y te encuentras en las sombras de tu alma.
Te odié por tu lluvia,
te odié por tu calma,
te vendí en la calle devanada.
Lana sagrada, lana sagrada, lana de cúrcuma y de caña,
que no me acerques tu baba inmaculada,
que no quiero verte, que no puedo verte.
Turbia y pura, con ojos de aguas estancadas,
te enzarzas y te esperas,
te envuelves y te embravas.
Pero estás sola, estás sola y lo sabes,
Regalada.
(Y gimió la noche. Rosas plastificadas. Carbúnculos, piedras preciosas, nada. Se escucha el chirrido de un carricoche mientras se cierra el telón. Oscuro. Aplausos. Vacío)
Y otra vez el vacío, otra vez más el vacío, el vacío, el vacío, este puto vacío.
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