los pajaritos de papel no vuelan, intentan ser bailarinas silvestres pero el papel de las servilletas es demasiado obvio como para ser cierto. a ellos les gustaría ser invisibles, como a las bailarinas, pero parece ser que el hombre es demasiado ruidoso para pasar desapercibido. tengo los bolsillos llenos de arena, creo que el otro día en la playa me quedé demasiado tiempo y la marea me pilló desprevenida. soy demasiado despistada para fijarme en el paisaje y sin darme cuenta me había quedado sin acuarelas. la vida es demasiado corta para organizar una cocina, en la nevera los garbanzos luchan para no desintegrarse y cada vez que abro la puerta deseo que se haya fundido la bombilla, pero las bombillas de la nevera son eternas como la canción de Pablo Milanés. ya no me importa escribir sin poesía, porque los artistas no existen, como la isla grande. el blog es solo una serie televisiva, quiero decir un culebrón. siempre he tenido debilidad por los vómitos del público. guardo mis radiografías en el rincón de mi cama, a veces hace tanto frío que la manta es insuficiente. ser invisible, tal vez nadie ha pensado nunca en eso, tal vez esa palabra no existe en el diccionario.
De acuerdo, violar la ortografía es una actitud infantil, todos sabemos que la ortografía es frígida y que jamás podrá sentir un orgasmo. Me pregunto si sabrá finjirlo. Cuando follaba con ella nunca logré descubrir si la "h" o la "f" tenían clítoris. Trabajos de amor perdidos. Nunca amé a la ortografía.
Corregir, corrigiendo, ¿corregido?
Pajaritos de papel, (soplo)
¿pajaritos de papel? (soplo)
¡pajaritos de papel!
Busca entre el cañamazo, encuentra una sombra azulada y vive entre los pequeños espacios de un hábito despoblado. Sabe que la sombra huele a tamiz y que el tamiz no se tamiza y que aquellos coladores de antaño ya no guardan el limo. Cocina en la penumbra, así no se ahuma la casa y sueña con pasteles de cardamomo que nunca podrá cocinar. Esculpe la yema de los huevos y fotografía el átomo congelado que se ha colado por la rendija de la ventana. Ya no tiene sombra, una mañana de campos una brizna de azucenas se la prendió como adorno. Puede seguir caminando, sin embargo, sin mas, sin aunque, sin embargo. Ha perdido todo y se llama en el lomo de la colina sin recordar su nombre, ha navegado empotrada en el redil de una vela de esparto y lame la madera del suelo del barco mojado. lame lamiendo lamo
Ellos tienen mazas de maíz y de pronto no recuerda el color de la mazorca. Ellos tornan esquirlas resquebrajadas y de pronto no acierta a recuperar el filo. Ahora trabaja en la herrería y allí, quien no sabe de yunques se duerme en la humedad. Busca tareas, tareas de estulticia y cayados marinos para cazar medusas.
Ellos no tienen barcos, pero las madejas de sus hojas hacen punto de cruz en los panales.
Dame un poco de tiempo, para encontrar el barullo.
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