Nada, espacios de papel pinocho donde se
deshace la ausencia. El vacío sin huecos, que me recorre la piel. Tu camino. El
recorrido infinito entre la nada y tú misma, tú mismo, alguien mismo, sí.
Procuro recorrerme la piel con las yemas de los dedos, para no hacerme etérea,
para pasar a la tarde completa, a ser posible o vacía para sentirme algo.
Cosa, estupidez sumisa en la materia muerta,
pretende tener sentido y está vacía. Nadie la nombra, nadie la toca, nadie la
esculpe. Derrite su amargura entre las sílabas preconcebidas y arbitrarias del
tiempo indeciso.
Verano, agonía, furia sin razón y dejarse
morir entre las páginas de un libro. Me levanto, y entonces me levanto, y me
levanto y te escupo mi nombre como si tuviese sentido, como si yo existiese,
estuviese, contase los días. Y entonces me alejo, porque lo reconocido ya lo
conozco y aunque traté de reconstruirlo e inventarlo, los días de verano
languidecen sin sentidos y vuelvo a reducirme y a renacerme y a reconstruirme y
a maldecirme y a romperme y a desdoblarme y a retorcerme como un animal húmedo,
maloliente y repugnante. Escribo mi nombre sobre las plantas de mis brazos, reuelen
a otoño, el otoño que me amenaza desde que llegué a la isla, y me grabo y
relleno y me reescribo en un intento de reinventarme o de retorcerme o de
retenerme. Y me eludo, porque la piel se me transparenta y porque el pelo me
humea y me desvela. Y cruzo la calle y te encuentro y resumes mi mañana en el
recodo de tu palabra gastada y no dices nada, porque al final, nunca dices
nada; porque no tengo orejas y mi estulticia reducida, te responde en silencio.
Autumn wishes…????
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