Ayer me desperté con la boca llena de árboles y eso me hizo reír a carcajadas. No estaba sola, todos los árboles me comentaban como había sido el último atardecer. Es curioso pensé, creía que había tenido una pesadilla. El bullicio era tan enorme que ni siquiera podía escuchar mi risa, creo que me reía a carcajadas. Me entraron ganas de vomitar, un poco, era por la risa. París se despertaba. La luz era temprana y había dormido entre los árboles, arropada.
¿Dónde estoy? me pregunté, miré hacia abajo y el agujero no tenía final, ¿de dónde vengo? El humo de la oruga subía azul y me mareaba.
Miré mis manos, se aferraban a las raíces que salían de los árboles. No sentía ya peso como en mi pesadilla, me reí de mis pensamientos pequeños y me impulsé con ahínco, pude entonces sacar la cabeza y ver otra vez el sol de la merienda, mi hermana se habrá dormido, pensé, la siesta la acurruca entre las ramas de agua. No quiero salir, pero antes de saltar vi algo, algo que distrajo otra vez mis pensamientos...
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