martes, 18 de septiembre de 2018

Isla 10


R E S P I R A R


Cruzar, atravesar, trazar en una línea paralela punto a punto cruces, líneas 

      mal trazadas.

Punto a punto
salir, seguir, respirar.


Ulises despierta. Su piel está ajada, sus manos agotadas tienen grietas en los dedos, su color oscila entre el yodo del mar y la suciedad. Está cansado, apenas puede abrir los ojos. El vigía negro que le ha acompañado en su éxodo se acerca. Dice como siempre, como decía, con el cuidado, el sigilo y el breve silencio susurrado. 

- Capitán, marinero, Ulises, hombre.

Ulises entreabre los ojos que están pegados por la sequedad, el salitre del mar y la deshidratación. Puede ver apenas la isla a través de los imperfectos espacios geométricos de sus párpados.
Escucha la voz del marinero, el compañero.

- Ulises, despierta, has llegado a casa. 

Ulises despega los párpados con dolor, sin sentir, famélicos hilos de sangre resbalan por el pliegue interior. Escuece. Ítaca.

En la distancia, en línea hacia la playa camina un marinero. Sus pies avanzan hacia el agua, agarra con decisión la soga de la barca y salta a su interior, iza las velas y la embarcación se mueve...mar adentro.

El marinero se sube al palo mayor y se agarra con fuerza a las velas desgarradas. Sus ojos clavados en Ulises. Se va alejando.

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