Trituramos el breve tiempo de los parques marrones que guardan todo el rocío de otros tiempos. Nadie mastica, nadie deglute. Solo los rostros sin voz miran estrellas de otras épocas no remotas.
En casa hay un concierto de risas y por eso decido volver. El 38 me guía perdida por calles similares sin prisa, solo Angel corre sin reloj, solo Angel llega tarde con prisa sin llamar a Alicia.
Verdura semicruda con basmati a la bed, delicioso, tal vez por el sabor de la sábana usada.
El hambre llama con tono agotado y abandonada, me ruega que no recuerde de nuevo el sueño de aquella sábana agotada.
Ahora recuerdo como partí con rostro de niña y mirada espantada.
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