No sé cómo bajar de la lámpara y me está entrando hambre. Tengo que aprovechar porque la comida se me está pudriendo en la nevera, la casa se llena de polvo y la suela de mis Doc Martens está cubierta.
Se me ha bloqueado la garganta y no puedo tragar saliva, siento que no puedo respirar. Es curioso, me digo, porque es el primer día que me pasa desde que he llegado.
La guitarra sigue sonando, me pregunto si alguien ha subido el volumen del equipo y se está riendo de mí, por mi extraña ubicación.
Me gustaría llamar a la vecina turca, pero no me sale la voz. Miro al suelo y en la basura se pudre una flor.
Estoy sola y la calle también está sola. De pronto me pregunto si soy el único ser vivo sobre el planeta y me viene la ansiedad. Aquí en la lámpara es más complicado, porque no puedo moverme por si se rompe el cable y la inmovilidad, acrecienta mi ansiedad.
Tenía miedo a irme a la cama y aquí en la lámpara no puedo alcanzarla. No sé cuánto tiempo me queda aquí, en la lámpara, pienso que tal vez no pueda volver a pasear por estas calles ni subirme al segundo piso del autobús.
No me importa no comer, pero tengo miedo por si me siento inmensamente sola.
5 comentarios:
Cuidado en la lámpara...no son muy fiables los cables cuando se cruzan...
Saludos
Nieves
no estás sola ....nunca lo vas a estar mientras yo exista.
(nouveau madrid)
Y así fue.
Gracias Anonymous.
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