martes, 17 de julio de 2012

...una piedad cualquiera...

 

Melees, me pregunta si aún tengo hambre...Estoy entre las olas del viento, me llevan y me traen, no tengo ya peso. Todavía estoy volando y las libélulas no llegan tan alto. Apenas veo a Melees, tan solo un punto.
- Sí, Melees, sí tengo hambre, pero aquí tu mano no me alcanza el zumo de manzana orgánico. Melees, si estiras un poco más tu brazo, tal vez pueda asir el vaso. Ven hasta aquí. La luz es hermosa y es eterna. Melees, vuelvo a tener hambre y no veo nuestra casa, la niebla está inundando todos mis orificios y he perdido mi ropa. Melees, aquí todo es silencio y no color.
Pero sigo flotando. Entonces dejo de respirar, decido que si guardo todo el aire dentro, tal vez la gravedad me atrape. Hago diferentes pruebas. Dentro...fuera...dentro...fuera...y sin embargo, siento que asciendo, pero no me estoy moviendo del sitio.
Te llamo, pero no me oyes. Te llamo hasta que mi voz se llena de niebla y hay gotitas de humedad en mis cuerdas vocales. Te llamo hasta que mi voz se ha vuelto muda y solo mis labios imitan las sílabas de tu nombre.
Me...le...es...

(viento)
Ahora la fuerza del viento empuja mi voz hacia dentro y ya no salen mis palabras.
(hielo)
Ha llegado el hielo y la musculatura no gira, estoy rígida Melees, estoy oculta en la niebla y soy también blanca. Mi voz ya no sale y no te veo. Soy un átomo de lluvia en el infinito, pero sé que sigues abajo, regando las macetas del porche.
(escrito sobre papel)

I
El horizonte está plano y se seca un gajo de luna en la colina turbia,
has bajado en picado por los ángulos de mis dedos y
aún no estás en el aire.
Tus pulmones se inflan de charcos sin arena
y desprendes aromas de flores inconscientes,
salpicas con tus ojos la linde del camino y se
bifurca en tres la línea de mis manos.
Caminas galopando por un asfalto en fallas
desprendes regueros de ambar enclaustrado y
perfumas los dobleces de la ciudad sin sombras.
Desfilas invisible y yo, puedo verte. Estás
en las miradas ignoradas de lienzos inminentes,
opacas el temor de las luces enclaustradas
y dibujas corsés entre estatuas informes,
con tu dedo de nieve, con tu brazo fugaz
que se duerme en la noche, con dunas sin estrellas
que levantan amantes y despedazan amores.
Escucha los pasos de rastrojos y encuentra
la pausa de los días sin viento.
Existen, entre tus ojos y yo, cuatrocientos veinte montones
de arena mojada.
Empapa mis párpados de luna y cambia el sonido que taladra
la roca de ramajes descalzos.
Tu hermosa figura trasgrede mis pasos y
los duerme en sonámbulas luchas de
pasos secuestrados.
Duerme a la madrugada, cabálgala ligero y
sueña con libélulas marinas que te dibujen geometrías.

II
Imprímeme tu frente en el vientre, para dejar mojados
los días de mis noches.
Serena y en calma, rozaré las lindes de mi tierra empapada y
escucharé tus pasos soledantes, silenciosos de luna.
Tendré tu cabeza en mi mano para sostener tabiques
que conforman montañas.
Seremos naturaleza, pasos rotos por el cuchillo de la fuerza.
Seremos de carne y hueso, de sangre y venas, de piel y mirada,
de risa remota desbordada de océanos.
Intuiré tu gesto desde mi epidermis y acariciaré las lagunas
que oculta tu cabello despistado. Enredaré tus días en caricias
que ondularán los círculos incipientes de tu pelo.
No te miraré, porque tan solo miraré al horizonte, donde navega entre las olas nuestra casa.
Tu espalda de estepa lo llena todo.
Caes en la tierra. Tu materia de arcilla se desmodela delante de mis piernas y
vuelves sin mirarme y vuelvo sin mirada.
Tus piernas se deshacen en un líquido sonoro que devuelve a
tus pies la memoria perdida.
El miedo no te roza, porque el miedo no existe.
La luz te acaricia, porque eres de luz.
Mis manos te guardan, porque tienes la vida.


Sujétate a mi cintura, timón sin barco,
eres barco en el barro y yo me navego.
Tus dedos inmóviles ascienden estáticos hasta mi pecho cantante
que aguarda al otro lado.
Alcanzarás la textura y la forma del aire.
Serás libre en mi cuerpo y trazaremos siluetas que no tendrán reflejo,
que serán huidas de los cuerpos apartados.

Y no habrá ya tiempo,
porque el tiempo pasado será una llama marcada
que consuma el futuro.
Y seremos presente, dibujados en el universo.


Me faltaba tu boceto para terminar mi poema.
Estoy.

No hay comentarios: