domingo, 14 de julio de 2013

Infancia


Bajaba con mi paraguas de plástico transparente y me saludó la vecina del tercero, yo no estaba muy habituada a este tipo de disciplinas pero respondí como si fuese algo normal. 

Lluvia...

Impresiones calculadas con escuadra y cartabón, recursos vacíos que te escupen al pasar y tú disimulas, como con la vecina. 

Vuelve, solo para empujarme en la calle solitaria, solo para que pueda escuchar como me ruegas, que de nuevo te lea el nombre de todos los vecinos en cada uno de los buzones, con tu voz de saliva reseca, con tu aliento de corazón apagado, con tu vagina informe que no es vagina.

Ruégamelo una vez más, sueña con mi voz virgen, de incalculada impresión, pídeme que resurja, invoca a mis genes y clama por mi retorno.

Ella aún espera, sus piernas aún incapaces, se cruzan en medio de la albufera. 

Barco...capitán...espada...te busco.

Infancia, esquinas equivocadas donde nadie va a parar.

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