Piel adherida como goma derretida, señales de humo bajo la epidermis que empujan lo que destila. Se encuentra dentro, recubre las escamas con plástico mojado, derretido. El rostro se encamina en surcos agotados de estatismo. Regurgita nada, no hay nada. Nada puede salir de la piel reseca. Reseca y húmeda, pero muerta, mojada de lluvia después seca, como cuando el asfalto brilla en Madrid después de la lluvia, como cuando además era domingo y te angustiaba querer jugar, porque habías perdido el turno, el turno solitario de quien juega contra seis que son sí mismo.
Navegar…
1. Por el aire…
2. Por la mar…dicen, navegar por el mar.
3. Por la red…
1. Por el aire…
2. Por la mar…dicen, navegar por el mar.
3. Por la red…
Cortázar..?
Ha salido al cuarto de baño, aquí en el avión han apagado ya
la señal del cinturón, se ha debido levantar para ir al servicio. No he debido
verle porque me ha envuelto en una red de hilos de colores. La luz del sol
entra por la ventana del avión y hace reflejos dentro de la crisálida de hilo
alemán. Algunos trazos se entrelazan de tal modo que forman nuevos colores, los
nudos han dibujado formas geométricas increíbles, estoy intentando introducir
el dedo por una hexagonal, pero desde que me rompí la mano los dedos han
perdido su contorno.
Cubo rojo, formas azul, verde, amarillo…cuando yo era
pequeña solo teníamos estos colores. Plástico…todo era de plástico, nuestro
mundo era de plástico transparente en el colegio, opaco y con brillo en mi
corral, blando y con espinas en la boca de yogur de plástico…sueños de plástico
y plástico en mi cama para no calar el colchón. Sonidos de plástico que mecían
la noche frente al balcón de la casa de mi abuela.
Máscara, ¿por qué hoy te has vestido de plástico? ¿por qué
has engranado en sus caras maceradas filigranas estancadas? ¿por qué hoy las
manos se prendían en el aire y no podían caer? ¿por qué?
Me duelen las piernas de escalar por la red y no moverme, me
concentro en el sonido de mi piel, pero está hibernada. El corazón late, bombea
la sangre y me recorre todo el cuerpo. Hoy, he descubierto el frágil movimiento
de mi vida en el pequeño agujero que guarda mi tobillo. ¡Cuidado Principito! No te caigas dentro, eres demasiado pequeño
para el agujero.
…ronda ronda quien no
se haya escondido que se esconda, que voy..!!!
Sensación vivida de
mantel deshojado que rezumaba el pan de la mañana,
retomaba tu canto
amanecido y me mojaba las manos sin sentido, mis manos,
el sol evaporaba el
resquicio de las gotas amansadas y recorría todas las pieles.
- Buenos días, sí buenos días. Alicia…señor Cortázar…mamá…
La luz se diluía y tú, y todos los máscaras, se dibujaban
petrificados en el quicio de la puerta, de la ventana, de la baranda, de la
estación, de la esquina, del bar, de la casa, de la calle…de la calle…de la
calle…de la calle…
Máscara…quiero desnudarte y sin embargo, me arrastro el pantalón
apretado por los muslos, mi inmundicia sin belleza se pierde en este ritual de
tabús deshojados y pornografía que ninguno comprende. Piel marrón falso de
licra y algodón. Danzad, danzad malditos. Mostrad vuestros cuerpos delatores,
las formas que os niegan como géneros ambiguos, separados en un estuario de
flores deshiladas. Huele a tanatorio. Por mucho que congelen las flores, siempre
huele a florero decadente, casa de la calle don Quijote, la del tío Miguel,
donde el polvo se detenía antes de llegar a cada objeto por respeto de su edad.
Y todo detenido, movimiento congelado…máscara.
Colgados de nuestras caderas, deshilachados, sudando por las
inglés la vergüenza del desnudo, el vacío de la nada. Enfrentados a vosotros,
máscaras rotas que apestáis a plástico en la puerta del teatro, en el borde
donde se desprende la banqueta. Desnudo sin piel que nos vacía y nos deforma.
¿ ¡Congelaos! ?
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