miércoles, 20 de noviembre de 2013

Pesadillas


Hace varios días que estoy intentando escribir y no lo consigo. El teclado inglés está a un metro y medio de mí, el ordenador pequeño a 98 centrímetros y el teclado español inalámbrico a 99. De las máquinas de Ella prefiero no hablar, porque hay tantas máquinas en esta casa que ahora, cuando intentamos escuchar lo que dice la una a la otra, resulta que tampoco podemos vernos porque los ordenadores se amontonan en el pasillo y yo, además, aún llevo en la cabeza la pantalla negra del ordenador de casa...whatever...
Me doy cuenta de que cuando llegue no estará allí, pero que tal vez la lleve en mi cabeza, aunque realmente, no sé si podré pasar en el aeropuerto con ella. Aquí son bastante "persistentes" con la seguridad y aunque no sea Stanted...será otro.

Otro...se me revuelve el estómago...¿por qué voy al aeropuerto? ¿qué es Espana? ¿por qué se escribe con mayúscula?... un momento por favor, solo quiero decirle a mi amiga A. que...no sé, lo he olvidado...epilepsia...alarido seco, recorremos en babas la ciudad, pero nadie nos mira, aquí nadie te mira...pesadillas, pesadillas, pesadillas, pesadillas...sí, ya me acuerdo...solo quería decirte...ya da igual.

Días Bestias...why not?...always...again. 3, 2, 1... ¿Tea? ¿Tea? ¿Tea?...perdida otra vez...me revuelvo en la cama, he vuelto a dormir con calcetines y la cama está llena de migas, he decidido que no voy a volver a beber agua, es para no recordar qué agradable era cuando llevaba el vaso de cristal por la noche, mientras apagaba las luces, mientras cerraba la cortina a trompicones, mientras me delineaba la piel con los recodos de las puertas, con el silencio de la casa, con las ventanas, con la madera, con las palabras, las palabras, palabras. Mi casa está llena de palabras: Los días bestias, Los días bestias II, Los días bestias III...creo que esto es lo que quería decirle a A, ya no importa. 

London I, London II, London III, London IV, London V, London VI, London VII, London VIII...he perdido la cuenta. Recuerdo que antes, cuando no soñaba, sabía perfectamente cuantos Londres eran, ahora...no recuerdo. Cada noche me sumergo en el Montón. 
Prefiero no hablar de este lugar, apenas aquí nadie más que las prostitutas lo conocen. Me gusta ir por las noches, mientras Ella duerme, porque he visto que esta es la única manera de no tener pesadillas. 
He decidido no dormir más, también me acuerdo cuando decidí no hablar, recuerdo que no logré conseguirlo, sin embargo ahora es fácil. Vivo en el balcón, rodeada de macetas y con la boca llena de arena, cuando llueve, todos días, la arena se reblandece dentro y me da una naúsea. Me gusta contenerla, porque el sabor de la arena mojada me recuerda a las macetas de Cualquiera, y la contengo. A veces paso así horas, mirando las hojas de los árboles. Nunca me había dado cuenta de cuanto tiempo lleva al árbol este proceso, pero es porque nunca había vivido en un balcón, ni en una biblioteca, ni en el rincón de un pasillo.

No me respondas.

Pesadillas, pesadillas, pesadillas...minuto uno, el aeropuerto; minuto dos, vacío; repetición, fotogramas dibujados con cúter; frontera, recoge, revienta, muerde...
Pesadillas.

Me gusta aquí, porque no soy nadie.

Arena

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