viernes, 13 de enero de 2017

El caracol



Soy caracol. 

Tengo concha, coraza y escaras de piedra salada, fósiles que el mar ha olvidado en mi superficie. 

Mi cuerpo se arrastra desnudo y deja un rastro de espuma invisible, una espiral de agua y burbujas que no llegan a explotar. El pavimento está helado esta noche y mi piel se va congelando en su recorrido. 

fricción

vacío

soledad

Llevo sobre mi lomo el peso de mis pertenencias que es nada. Las empujo hacia mi caracola para cargarlas todas en un viaje y descubro que son mi hogar. 

Soy la caracola.

Soy mi techo y mis recuerdos. Soy mi texto, mi legado, mi soledad ambulante. Soy mi casa. Soy la casa. Recorro el mundo o las calles de Londres cargando mi nada, olvidando en mi baba la ruta preconcebida. 

Tengo mi casa y la abandono cada amanecer. Durante la mañana busco un lugar para asentarme y empleo hasta la tarde edificando. Sueño con el hogar que me guardará del frío por la noche. Entonces duermo. Tengo mi casa.


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