martes, 15 de mayo de 2012

...cometas...



Esta mañana hemos ido a volar la cometa, ayer pasaste toda la tarde encajando sus hilos y no quisiste hablarme. Yo sabía que necesitabas concentrarte y por eso decidí ir al arroyo para bañarme desnuda. El agua estaba muy fría y los peces me hacían cosquillas en las plantas de los pies. Me ponía un poco nerviosa el contacto con las flores muertas del fondo, sabes lo poco que me gusta pisar el fondo del arroyo. Pero quise ser valiente, tú estabas atareado y yo tenía que bañarme sola. Nadé, canté con la boca llena de arroyo, me tapé con las flores desechas y cerré los ojos. Te soñé recogiendo fresas mientras tarareabas canciones, te escuché preocupado porque no sabías como enganchar el último hilo de la cometa, te sentí caliente por el sol que bañaba tu cuerpo y seguí durmiendo. Dormía, mientras tú pensabas. Soñé con este poema y te lo escribí en papeles que caían por mi pecho. Escucha...

El horizonte está plano y se seca un gajo de luna en la colina turbia,
has bajado en picado por los ángulos de mis dedos y
aún no estás en el aire.
Tus pulmones se inflan de charcos sin arena
y desprendes aromas de flores inconscientes,
salpicas con tus ojos la linde del camino y se
bifurca en tres la línea de mis manos. 
Caminas galopando por un asfalto en fallas
desprendes regueros de ambar enclaustrado y
perfumas los dobleces de la ciudad sin sombras.
Desfilas invisible y yo, puedo verte. Estás
en las miradas ignoradas de lienzos inminentes,
opacas el temor de las luces enclaustradas 
y dibujas corsés entre estatuas informes, 
con tu dedo de nieve, con brazo fugaz
que se duerme en la noche, con dunas sin estrellas
que levantan amantes y despedazan amores.
Escucha los pasos de rastrojos y encuentra 
la pausa de los días sin viento.
Existen, entre tus ojos y yo, cuatrocientos veinte montones
de arena mojada.
Empapa mis párpados de luna y cambia el sonido que taladra
la roca matojos descalzos.
Tu hermosa figura trasgrede mis pasos y 
los duerme en sonámbulas luchas de 
pasos secuestrados.
Duerme a la madrugada, cabálgala ligero y
sueña con libélulas marinas que te dibujen geometrías 

Lo dejo a medias melees, mañana con el sol...seguiré.

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