domingo, 11 de noviembre de 2012

Café latte

Entre la neblina que se me ha pegado hoy al bajo de los pantalones se ha desplegado un vacío tan descomunal, que nadie se ha atrevido hoy a dirigirme la palabra por la calle. Yo realmente no me he percatado hasta que la he tenido encima, "demasiado tarde", me he dicho, y entonces me he acordado de que ayer por la noche tenía encajado el ordenador en la cabeza. No sé, la verdad es que muchas veces ya no sé...

Mmm!!!cómo me gustaría ahora mismo estar tomando un café por la calle, con mucha espuma y en un vaso de papel, es una de las cosas que más me gustan de Londres.
Miro la neblina y se deseca entre los restos de hilo sucio por la contaminación de las aceras, al otro lado de la niebla, parece que hay alguien, pero no me atrevo a asomarme. Escucho algo, remoto, tal vez real...



Salvajemente escurrida, se desgastó tu lana sagrada. 
No me mires ya más en las madrugadas.
Salta la luna y escupe, vomita tus bellezas. Regaladas  ?
¿Quién te ha visto? ¿Has pasado otra vez tan dejada?
Te revuelves en tu cama. Gastada.
Gastada tú y tu luna deshojada, 
gastada o sagrada o esquilmada.
Déjame Regalada, 
te has vestido una capa prestada
y te encuentras en las sombras de tu alma.
Te odié por tu lluvia, 
te odié por tu calma,
te vendí en la calle devanada.
Lana sagrada, lana sagrada, lana de cúrcuma y de caña, 
que no me acerques tu baba inmaculada, 
que no quiero verte, que no puedo verte.

Turbia y pura, con ojos de aguas estancadas, 
te enzarzas y te esperas,
te envuelves y te embravas.
Pero estás sola, estás sola y lo sabes, 
Regalada.

(Y gimió la noche. Rosas plastificadas. Carbúnculos, piedras preciosas, nada. Se escucha el chirrido de un carricoche mientras se cierra el telón. Oscuro. Aplausos. Vacío)

Y otra vez el vacío, otra vez más el vacío, el vacío, el vacío, este puto vacío. 


Por favor, ¿me da un vaso de agua? Gracias.

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