Entra en casa, la madeja se enreda por las estanterías y enredará tus tobillos.
En la puerta de mi habitación el viento vuela mis textos.
miércoles, 7 de agosto de 2013
El borde de la cama
Estos últimos días he sentido miedo al salir de la cama, ha hecho bastante calor y el agua ha revosado las paredes del edificio. Agua por todas partes. El sonido de la lluvia me ha despertado, he intentado ir a la cocina. De la tubería de la pared salían gotas templadas, me sobresalté por la temperatura. Salté de la cama y un lago de agua dulce con restos de algas me anegó hasta las rodillas. El frío era extraño, era diferente al que había sentido antes, tuve miedo a ahogarme, tuve tanto miedo que olvidé sentir el suelo bajo mis pies. Me hundía en la habitación, en el espacio no cotidiano de una cama y el rodapié. Agua por todo mi cuerpo, algas derramadas por mi piel, olor a presa, color de agua de ciudad, agua de ciudad...madrid...ciudad...campo. ¿Dónde has dejado las flores?
En el recipiente de mis sueños nocturnos ha aterrizado esta noche una gaviota, sus alas salpicaban también agua, el vaso estaba lleno de pedazos de conchas, el agua salada.
Cada noche el mismo sueño se acuesta a mi lado en la cama, cada noche me abraza, me empuja hacia el borde hueco sin permitir que me anegue, no quiere que desaparezca. Puedo adivinar sus movimientos, los pequeños pasos de sus manos de arista, pero no puedo esquivarlo.
Mis manos, de desierto.
Intento recorrer con los ojos los últimos restos de mis dedos alargados, huesudos, desordenados. El agua los está deshaciendo.
Y otra vez la casa, el suelo derramado, los brazos colgados de la nada, tu voz de pañuelo mojado, su risa deslabazada, la luz del rincón en tu rizo rubio, la música, el ruido de la calle, las voces de las alcantarillas. Nada es como en mi sueño, cada recuerdo se deshace como la arena de la playa sobre un absurdo castillo de arena inútil.
Mi sueño es oscuro, se derrite por la noche entre las algas y se expande por el suelo de la casa, forma olas de agua dulce sin arena y moja un poco el límite ordinario entre la sábana y el rincón de la pata de la cama. Mece mi sueño con fango deshabitado, con soledad compulsiva, con páginas en blanco.
volver a soñar, volver a soñar, volver a soñar...
Sueños recurrentes y crueles se azicalan cada noche en el quicio de la puerta. Tienen hambre de sueño y se preparan para vestirse el calor de los cuerpos agitados, de las respiraciones esparcidas entre el hueco de un sueño y el temor de mi rutina nocturna. Nadie puede escucharlos, llegan entre sopores vacíos, nadie despierta en medio de la noche, el mundo está roto y entre los huecos se resbalan los sonidos de las sábanas.
Tengo los dedos mojados, por el bajo de mi camisón escalán montañas de papel desvencijado, me escuece el algodón de tu pelo en mi hombro, creo que me voy a despertar.
martes, 6 de agosto de 2013
La ciudad de los huérfanos
Me pregunto si será verano, otoño..?...¿dónde están mis hermanos? Salgo a la calle, no tengo hermanos, ¿tengo hermanos? Recuerdo que quise tenerlos, ¿dónde fue aquello? ¿dónde está mi casa? He vomitado más allá de la calle donde vivía, he pasado el portal, ya no recuerdo el número. Tengo frío otra vez, llueve.
He vuelto a soñar que pasaba por mi portal y que no lo reconocía, que me marchaba otra vez y que me marchaba otra vez y que me marchaba otra vez...mamá...
Me pregunto si será verano de nuevo, ¿dónde está mi casa? Salgo a la calle, me confundo entre los huérfanos, rostros eternamente jóvenes que caminan sin mirar, que vuelan sobre zapatos que no les pertenecen. Me siento de nuevo en el escalón, de nuevo cerca del metro, me ensucio de nuevo la falda con los recovecos de los restos de comidas digeridas a través de las calles fugaces. Nadie se mira, nadie se reconoce. Mastican sin hablar.
Por Angel pasan cada día millones de zapatos, zapatos sin dueños que viajan por la ciudad, que parecen saber su objetivo. Me divierte mirar los zapatos, todos los que imagines pasan cada día por Angel. Me divierte venir cada día y verlos pasar.
Estoy descalza, aún no he comprado mis zapatos y tengo frío otra vez. Busco al hombre café, me sonríe lejos, no puedo verle, llevo días sin verle, por eso no he tomado café. Tengo sueño, he salido a la calle y no sé por qué. Me busco entre los huecos de mi falda y encuentro un envase de nodles, se me llena la boca de saliva, siempre que me siento aquí, siento hambre. Tragar, escupir, tragar, vomitar, tragar, jugar. Comida...
De nuevo se ha hecho de noche, escalofrío otra vez, estoy sola, deambulo por la ciudad de los huérfanos. Me levanto, mi falda está sucia pero no quiero sacudirme el polvo, nadie me mira.
La ciudad de los huérfanos nunca para, nadie envejece en la ciudad de los huérfanos, nadie nace. Cuando alguien alcanza la edad prohibida, desaparece, una barca anónima los traslada hasta la isla.
- Peter Pan..! Peter Pan..!
- Campanilla?
- ¿Dónde estás Peter Pan? No puedo verte...
La ciudad de los niños perdidos, nadie crece a salvo en Londres, nadie envejece, nadie piensa en el tiempo.
El país de nunca jamás...
Se ha cerrado la puerta, el sonido de la vida se ha diluido en el charco de la cocina, busco la lámpara, aquí no tenemos lámpara. Me pregunto dónde podré colgarme cuando sienta miedo, se ha vuelto a derramar el café. El charco de la cocina está creciendo, puede que salga por el hueco de la puerta, que se vaya escaleras abajo, tal vez el vecino escuche el ruido y salga. No puedo pensar, todo va muy deprisa y yo sueño con la lámpara de la cocina. El pasillo se congela. Se cierra la puerta otra vez. Ella se lleva el sonido de los días, el sonido del tiempo de la ciudad de los huérfanos. El silencio otra vez.
Vuelo por la ciudad sin Peter Pan.
jueves, 18 de julio de 2013
MASCARAS
Piel adherida como goma derretida, señales de humo bajo la epidermis que empujan lo que destila. Se encuentra dentro, recubre las escamas con plástico mojado, derretido. El rostro se encamina en surcos agotados de estatismo. Regurgita nada, no hay nada. Nada puede salir de la piel reseca. Reseca y húmeda, pero muerta, mojada de lluvia después seca, como cuando el asfalto brilla en Madrid después de la lluvia, como cuando además era domingo y te angustiaba querer jugar, porque habías perdido el turno, el turno solitario de quien juega contra seis que son sí mismo.
Navegar…
1. Por el aire…
2. Por la mar…dicen, navegar por el mar.
3. Por la red…
1. Por el aire…
2. Por la mar…dicen, navegar por el mar.
3. Por la red…
Cortázar..?
Ha salido al cuarto de baño, aquí en el avión han apagado ya
la señal del cinturón, se ha debido levantar para ir al servicio. No he debido
verle porque me ha envuelto en una red de hilos de colores. La luz del sol
entra por la ventana del avión y hace reflejos dentro de la crisálida de hilo
alemán. Algunos trazos se entrelazan de tal modo que forman nuevos colores, los
nudos han dibujado formas geométricas increíbles, estoy intentando introducir
el dedo por una hexagonal, pero desde que me rompí la mano los dedos han
perdido su contorno.
Cubo rojo, formas azul, verde, amarillo…cuando yo era
pequeña solo teníamos estos colores. Plástico…todo era de plástico, nuestro
mundo era de plástico transparente en el colegio, opaco y con brillo en mi
corral, blando y con espinas en la boca de yogur de plástico…sueños de plástico
y plástico en mi cama para no calar el colchón. Sonidos de plástico que mecían
la noche frente al balcón de la casa de mi abuela.
Máscara, ¿por qué hoy te has vestido de plástico? ¿por qué
has engranado en sus caras maceradas filigranas estancadas? ¿por qué hoy las
manos se prendían en el aire y no podían caer? ¿por qué?
Me duelen las piernas de escalar por la red y no moverme, me
concentro en el sonido de mi piel, pero está hibernada. El corazón late, bombea
la sangre y me recorre todo el cuerpo. Hoy, he descubierto el frágil movimiento
de mi vida en el pequeño agujero que guarda mi tobillo. ¡Cuidado Principito! No te caigas dentro, eres demasiado pequeño
para el agujero.
…ronda ronda quien no
se haya escondido que se esconda, que voy..!!!
Sensación vivida de
mantel deshojado que rezumaba el pan de la mañana,
retomaba tu canto
amanecido y me mojaba las manos sin sentido, mis manos,
el sol evaporaba el
resquicio de las gotas amansadas y recorría todas las pieles.
- Buenos días, sí buenos días. Alicia…señor Cortázar…mamá…
La luz se diluía y tú, y todos los máscaras, se dibujaban
petrificados en el quicio de la puerta, de la ventana, de la baranda, de la
estación, de la esquina, del bar, de la casa, de la calle…de la calle…de la
calle…de la calle…
Máscara…quiero desnudarte y sin embargo, me arrastro el pantalón
apretado por los muslos, mi inmundicia sin belleza se pierde en este ritual de
tabús deshojados y pornografía que ninguno comprende. Piel marrón falso de
licra y algodón. Danzad, danzad malditos. Mostrad vuestros cuerpos delatores,
las formas que os niegan como géneros ambiguos, separados en un estuario de
flores deshiladas. Huele a tanatorio. Por mucho que congelen las flores, siempre
huele a florero decadente, casa de la calle don Quijote, la del tío Miguel,
donde el polvo se detenía antes de llegar a cada objeto por respeto de su edad.
Y todo detenido, movimiento congelado…máscara.
Colgados de nuestras caderas, deshilachados, sudando por las
inglés la vergüenza del desnudo, el vacío de la nada. Enfrentados a vosotros,
máscaras rotas que apestáis a plástico en la puerta del teatro, en el borde
donde se desprende la banqueta. Desnudo sin piel que nos vacía y nos deforma.
¿ ¡Congelaos! ?
domingo, 14 de julio de 2013
Infancia
Lluvia...
Impresiones calculadas con escuadra y cartabón, recursos vacíos que te escupen al pasar y tú disimulas, como con la vecina.
Vuelve, solo para empujarme en la calle solitaria, solo para que pueda escuchar como me ruegas, que de nuevo te lea el nombre de todos los vecinos en cada uno de los buzones, con tu voz de saliva reseca, con tu aliento de corazón apagado, con tu vagina informe que no es vagina.
Ruégamelo una vez más, sueña con mi voz virgen, de incalculada impresión, pídeme que resurja, invoca a mis genes y clama por mi retorno.
Ella aún espera, sus piernas aún incapaces, se cruzan en medio de la albufera.
Barco...capitán...espada...te busco.
Infancia, esquinas equivocadas donde nadie va a parar.
lunes, 27 de mayo de 2013
Something Wrong
Autómatas, seres inservibles que dejaron de escribir. Porque escribir es algo equivocado, porque quienes escriben son algo equivocado, porque cuando me voy a la cama...otra vez confundo el vaso de agua con el agua de los peces.
Saltamontes, cabriolas, caramelos y paraguas.
Retuércete, retuérceme y me envuelvo. Volver, serrar, aserrar...sin cantar, sin volver a cantar.
Escupe, sacúdete el alma que pica, la piel llena de espigas secas, que se te hincan en los poros. No hay poros, ya no hay luz y nadie respira.
Agujeros, escónde tu podrida cara en los agujeros y destruye lo bello que un día reconstruiste. Exhibe tu estupidez en una foto truncada y vuélvela a besar, deja que escupa su salvia envenenada sobre tu pubis y olvídate de él. Estás sola, no volverá al balcón de noche.
Despacio, te rogaré que retornes, que me sacrifiques de nuevo con tu pulpa deshojada, podrida y agria, suplicaré que me inyectes en las lágrimas, restos de aquellos días hedientos, en donde la nada ya nunca se diluía.
Vuelve, recuérdame quién soy, repíteme mi nombre, escúchame y define...something wrong, something wrong, something wrong...
jueves, 28 de febrero de 2013
Pajaritos de papel

De acuerdo, violar la ortografía es una actitud infantil, todos sabemos que la ortografía es frígida y que jamás podrá sentir un orgasmo. Me pregunto si sabrá finjirlo. Cuando follaba con ella nunca logré descubrir si la "h" o la "f" tenían clítoris. Trabajos de amor perdidos. Nunca amé a la ortografía.
Corregir, corrigiendo, ¿corregido?
Pajaritos de papel, (soplo)
¿pajaritos de papel? (soplo)
¡pajaritos de papel!
Busca entre el cañamazo, encuentra una sombra azulada y vive entre los pequeños espacios de un hábito despoblado. Sabe que la sombra huele a tamiz y que el tamiz no se tamiza y que aquellos coladores de antaño ya no guardan el limo. Cocina en la penumbra, así no se ahuma la casa y sueña con pasteles de cardamomo que nunca podrá cocinar. Esculpe la yema de los huevos y fotografía el átomo congelado que se ha colado por la rendija de la ventana. Ya no tiene sombra, una mañana de campos una brizna de azucenas se la prendió como adorno. Puede seguir caminando, sin embargo, sin mas, sin aunque, sin embargo. Ha perdido todo y se llama en el lomo de la colina sin recordar su nombre, ha navegado empotrada en el redil de una vela de esparto y lame la madera del suelo del barco mojado. lame lamiendo lamo
Ellos tienen mazas de maíz y de pronto no recuerda el color de la mazorca. Ellos tornan esquirlas resquebrajadas y de pronto no acierta a recuperar el filo. Ahora trabaja en la herrería y allí, quien no sabe de yunques se duerme en la humedad. Busca tareas, tareas de estulticia y cayados marinos para cazar medusas.
Ellos no tienen barcos, pero las madejas de sus hojas hacen punto de cruz en los panales.
Dame un poco de tiempo, para encontrar el barullo.
martes, 26 de febrero de 2013
Frío
Duérmete ya y no sueñes más que estás despierta.
Hoy la casa esta llena de rabia y de frío.
Alguien viene a mojarme otra vez.
Frío.
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