Hay cuerpos que se arrasan como palomas
arrastradas por la ola espumarada.
Hay vientos que acaparan atenciones celulares
de cuerpos distraídos.
Delgadez,
cuerpo que te recoges en ti mismo en este afán de ser invisible.
Textura de gas perfumado de ti mismo,
atraes el instinto y la pureza.
Cuerpo impropio, cuerpo reconocido..?
cuerpo mutante,
cuerpo que te doblas en una estructura osea
que te respira los huesos ahora visibles
y el cuello afilado,
surcando hacia la nada en la escalada perfilada.
Venas que recorréis incansables, lo improvisado;
sangre que deparas tu suerte, tu destino imprevisible,
sangre que eres líquido,
gas que eres oxígeno,
carne antitética de clorofilas diamantadas.
Cuerpo, abrázame,
guárdame del frío que entra por mi ventana a bocanadas;
cuídame de la ola de arena que viene a cubrir mi casa;
suéñame en la mansedumbre de los pastos habitados;
recúbreme con el calor rutinario de los primeros días.
Vientre, madre, mano y olor de alientos invernales,
sonidos cóncavos de mis tardes infantiles
la madre antigua,
la que lamía las piedras de un cocido
eternamente deshabitado.
Olor a orín en la cocina,
olor a orín en mi colchón,
olor a orín en el paisaje de lo habitado.
cuídame de la ola de arena que viene a cubrir mi casa;
suéñame en la mansedumbre de los pastos habitados;
recúbreme con el calor rutinario de los primeros días.
Vientre, madre, mano y olor de alientos invernales,
sonidos cóncavos de mis tardes infantiles
la madre antigua,
la que lamía las piedras de un cocido
eternamente deshabitado.
Olor a orín en la cocina,
olor a orín en mi colchón,
olor a orín en el paisaje de lo habitado.
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