viernes, 13 de septiembre de 2013

Maneras


Sentirse emigrante en Europa cuando vienes de España hace que percibas tu piel más oscura, tu pelo más negro y encrespado, tus ojos demasiado marrones y hasta pedigüeños y tu altura doblada. Rebuscas en las mangas de tu camisa el orgullo de ti misma y sientes que te has vuelto invisible, que estás rodeada de sillones ocupados por gentes de todas partes y que has venido a sellar a la cola del paro de Londres. Tu voz se vuelve más baja y decides sacar tu libro de Javier Marías para sentirte una intelectual, pero no logras concentrarte. Entonces escuchas tu nombre, casi no lo reconoces, ¿soy yo? te preguntas y corres con tu inglés que se te va cayendo de la bolsa de Adidas porque sin darte cuenta habías sacado demasiadas cosas, como siempre.
Y poco a poco te vas sumergiendo en la ciudad, tu ropa se vuelve londinense, porque aunque la has traído de España, ya no la combinas igual, y aunque tu inglés aún es demasiado pequeño para tu bolsa de Adidas, ya no tienes que pensar antes en castellano y pasas una entrevista y otra entrevista y otra y otra, y hablas por teléfono con gente a quien no conoces y escribes diferentes mail y charlas con los vecinos y con el chico del gas y con el cartero y ya no se confunden en el pub cuando pides una half
Y el olvido otra vez, estaba pensando algo y ya no me acuerdo de qué era...sí, estaba en una conferencia, escuchando soluciones para atajar problemas.

Aquí piensan diferente, porque lo hacen desde la idea, no desde la ideología. Y me acordé de España, del dolor político de empequeñecerlo todo desde el juicio, ¿de donde viene la idea?... ¡ah! entonces no...no, no, no... Yo también era así. Aquí lo importante es encontrar soluciones, buscar la manera de acabar con el problema, no importa de dónde vengas, ni quién seas, ni como te vistas, ni cómo pienses. Por que aquí no es importante como pienses, si no lo que hagas, o lo que quieras hacer.

Otra cosa es el dinero, me pagan antes de dar la clase...increíble no!!!

¿Instituto Cervantes? Sí, dígame??? ¿Sabría usted decirme quién escribió Así que pasen 5
años.... Es que ya hemos cerrado, la biblioteca cierra a las 6 pm y son menos 1 minuto... Un taller de qué...??? Ah! pues aquí no sabemos nada, envié un mail a administra-ción. -ción sufijo que sustantiva al verbo, en este caso, por su terminación siempre es femenino.

Entonces cojo mi bicicleta, atravieso de nuevo Londres... Buckingham Palace, Trafalgar Square, Charing Cross, las obras otra vez, pero ahora no me tengo que desmontar de  mi bicicleta, huele a café, the hill... A. siempre dice cuando pronuncio esta palabra, ah!... not, not, not... y otra vez mi ropa de trabajo que huele a sudor... Angel... casa!

Angeles sin tildes que viajan en el trasportín de mi bici.

Y vuelo con mis ideas por Upper Stret, por Essex Road, por el canal... y entonces me doy cuenta de aquí es posible, de que ellos creen en las propuestas, en los proyectos, en las ideas diferentes, y entonces te preguntan que si tienes un local y que cuanto pagas por el espacio, y que tienes una energía maravillosa y que es una idea estupenda y que sí, que te escribo, que me interesa lo que me propones. Y subes de nuevo a tu bicicleta y se te ocurre una nueva idea y otra y otra... como las entrevistas de agosto y las llamadas de septiembre y el olor a pan a las cuatro de la mañana, cuando aún es de noche, y la lluvia que moja el suelo de madera cuando entra por el balcón y mi bicicleta y el canal y mis conversaciones por Skype y el silencio y el vacío y el desencuentro y el correo electrónico y ser invisible, invisible, invisible, invisible...

Y es que, hay maneras diferentes de Ser.

Good morning, London!

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