miércoles, 18 de septiembre de 2013

Silencio


Todo es de silencio. En los pasillos internos de mi cuerpo todo se está volviendo silencio. Nadie habla. Por los dedos me escurren palabras insonoras, nada emite ya ningún sonido. Él se ha marchado esta noche y la luna recorre sin ruido las esquinas enmarcadas de mi cuerpo. Como cuadros abatidos y anónimos. Turbiedades, entumecidas tardes de vacíos silenciosos. Refugios del pánico donde se aprietan las ganas de esculpir palabras de cuerdas inaudibles. La música no toca, el kiosco de la plaza mira hacia otra parte y entre los brazos se me deslizan palabras opacas que no se reconocen. Miedo. Escupo ramalazos de preguntas que se desplazan en hileras, como ejércitos ciegos de soldados sordos. Escupo sin ruido, para deslabazarme y rebanarme y añadirme entre silencios. Nada y vacío, estupor. Mañanas de papel pinocho sin alambre que se deshacen sin resentimiento. Margaritas de sílabas de penumbra que no recuerdan el color de sus sueños, retazos de minutos perdidos y entre la noche y el día, tan solo el viento que deja la esquirla de una palabra perdida, el color de mi sombra y el aroma de mis sueños. Dejo para mañana las gotas de lluvia.

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