miércoles, 6 de junio de 2012

...molinos de viento o la boca llena de peces...


He despertado sin querer, el sol me daba de pleno y yo no quería verlo. Intentaba taparme con las flores mojadas del margen del arroyo, pero eran demasiado pequeñas para tanta luz. Me he puesto boca abajo, pero se me ha llenado la boca de musgo. Al final he tenido que incorporarme con el sonido de los conejos, estaban comiendo hierba, sabes, melees? Te hubieses reído. 
He soñado con tu voz. Me llamabas, pero yo no recordaba mi nombre y no podía buscarte. Escuchaba tu voz como de otros que se buscan y deseaba que pudiesen encontrarse. Sin embargo tenía un poco de hambre. Te llamaba con mi espalda para que vinieses, pero aún te faltaba por atar un nudo de la cometa. Apenas me quedaba paciencia, por eso he comido una brizna de hierba, jugaba a que sabía a fresas marchitas de la tarde anterior. Ajadas por el sol que entraba en la ventana. No me había dado cuenta de que tenía un poema escrito en mi pecho, pero sé que cuando me veas llegar, nada te extrañará. Tal vez me hayas echado de menos esta noche. Yo he sentido frío, el glacial se ha apoderado del arroyo en la madrugada y yo he cerrado muy fuerte mis ojos para no sentir los pequeños darditos. Ha sido inútil melees, hoy me pinchaban por todo el cuerpo y me taladraban las cejas. Tal vez el poema se ha mudado en pesadillas, mi cabeza a veces no sabe hacia dónde camina. Dame tu mano, melees, me estoy volando...me vuelo. Entonces desperté, sentí mi cuerpo marcado por los dobleces de la tierra y pensé, no, no me estaba volando. O tal vez sí, melees, sabes que vivo también en sueños nocturnos que me agitan por la noche. 
Desde que tiramos el Tabique hay más corriente en la casa, sin embargo también el calor de tu respiración calienta el cuarto sin paredes y yo, tengo menos frío. Es curioso, nuestra casa gira y yo caígo en risas inconscientes por el agujero, de pronto me lanzas de nuevo hacia el borde en una expiración caliente y juegas conmigo como con los molinos de viento. 
Sí, acabo de tener una idea, te voy a llevar un regalo. Voy a recoger montones de molinos de viento para que los soples todos cuando yo llegue, será divertido verte la boca llena de pellizcos de saliva de tanto soplar. Tal vez después te marees y quieras dormir la siesta. Yo saldré al porche, me sentaré en suelo para recordar el miedo de esta noche y soñar con la alegría. Terminaré un poema acabado y cambiaré solo un verbo. Cuando te despiertes te lo leeré con mis ojos y saldremos desnudos a pasear entre la cebada.
Aún me quedo un rato escuchando el sonido del agua, parece que te has quedado dormido y ya no me llamas.

No hay comentarios: