martes, 17 de julio de 2012

16-7-2012


Está amaneciendo, la verdad es que siempre he sido un desastre para esto de irme pronto a la cama. Recuerdo cada vez cuando mi padre se asomaba feliz por el hueco de mi puerta, creo que le fascinaba cuando comprobaba que a las cinco de la madrugada aún seguía escribiendo cartas. Voy a hacer una foto a este amanecer, para recordarlo como recuerdo aquel desde la pista, el de nuestro amado pueblo, ¿recuerdas petit?
He pasado todo el día danzando por las calles de Londres, en Wapping, he decidido subir al tejado del overground, nadie me ha mirado, porque aquí, claro, nadie te mira, no importa lo que hagas.
La verdad es que el motivo de este amanecer es que hoy quería retocar el blog. No sé si alguien lo leerá por segunda vez, tal vez ella lo haga, pero lo cierto es que lo retoco y a veces lo reviso por la mañana, sobre todo cuando me he quedado dormida escribiendo. Tal vez también, ese sea el motivo de que esta entrada sea la típica entrada de blog, donde el blogger habla literalmente de su día en este estilo literario entre coña y poesía. En cualquier caso, mi madre se alegrará de leer este sencillo relato de mi día.
El caso es que en Wapping he danzado sola sobre el tejado del tren y sin miedo a perder el equilibrio, eso sí, he tenido que agachar la cabeza para no golpearme con el túnel, aquí todos los túneles son muy bajos, tanto los de peatones como los del metro. He invitado a bailar a la niña pelirroja, pero tenía miedo de hacerse un esguince y no poder ir mañana a trabajar a Camdem.
Me he colgado del techo de una nave hidroeléctrica y se me han desprendido de los pies, chispas de iones electrificados, ha sido divertido, por eso me he guardado algunos en los bolsillos, porque sabía que podría estrenarlos esta noche larga.
He volado congelada por las calles aledañas a Trafalgar Square y me he puesto a cantar a gritos, como si fuese la protagonista urbana de un Chagall londinense que coloca a sus amantes sobre paradas oxidadas de autobús.
Pero me he quedado prendida en el ángulo de una de ellas, la del 38, y por eso, no he podido volver hoy a casa.

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