jueves, 8 de agosto de 2013

Jueves...


Hace ya tiempo que siento que ya no escribo bien, que el Blog que nació en los Días Bestias ha dejado de fluir, que he perdido mi arte o solo la capacidad de escribirsentirencontrarlametáfora, y de pronto hoy cuando venía en mi bici desde Shoderich he tenido esta idea, ser una blogera como tod@s, permitirme este espacio de diario público que, como llevo pensando hace tiempo y he comentado varias veces en mis clases, está generando un nuevo género literario. La cosa es que yo no quería crear esta especie de paja egocéntrica que creo que es contar tu vida literal en tu blog, por eso elegí este lenguaje prosopoético cargado de metáforas y de escatología, pero, ahora vivo en Londres, y mi pecho revienta de emociones y no tengo referentes y me pierdo por la casa y no encuentro mis bragas... Por eso los primeros días decidí utilizar la agenda que me regaló mi amiga Marimar, pero ya no sé escribir en papel. Entonces hoy, cuando venía de la entrevista en la agencia de contratación de profesores, en mi bici, por el canal, he tenido esta idea. Por qué no escribir lo que me pasa aquí, realmente esto no es real, es la misma metáfora de lo que estoy soñando. 
Aquí...allí...en Londres o London siento que mi vida antes del 17 de julio se vuelve borrosa, que no puedo verme bien en el pasado, aquí o allí o en Londres o London, no siento mi vida, quiero decir, esa palabra extraña que utilizamos para nombrar a la vida y que realmente cuando la pienso desde aquí me parece que es solo un significante. Esta palabra me trae a la cabeza una pregunta que me hice en España, cuando sabía que iba a dejar de mi colegio, ¿cómo podré vivir sin la Gramática? Es curioso, aquí, en UK, no se estudia Gramática, se aprende a hablar, a escribir, creo que muy bien, y sin embargo, no saben qué es un sintagma nominal. Y yo que me he afanado tanto en explicarlo. Es increíble, para mí es vital, será porque admiro tanto a los griegos. 
Ayer tuve otro sueño, soñe que estaba sola, tan sola en medio de la casa, tan pequeña; la casa se volvía inmensa, gigante, descomunal, y yo me sentía Alicia...¿dónde está el agujero?... Entonces cogí mi bici, eran las doce de la noche, aquí dicen midnight. Salí de casa corriendo, como cuando era pequeña y creía que el monstruo me perseguía, cogí mi bici, como si huyese de algo, quité la bolsa azul de plástico para que no entre la lluvia dentro de ella y coloqué corriendo el sillín. Crucé la calle, de pronto me di cuenta que iba en pijama, me acorde del dependiente del Corner Shop, el que me cogía el dinero de mi mano porque yo aún no entendía las monedas de aquí. Ahora las entiendo un poco más.
Crucé, bajé la cuesta que lleva a la iglesia, giré por el canal a la izquierda, cada día corro por aquí. Estaba oscuro, me acordé de lo peligrosa que me han dicho que es esta ciudad y me di la vuelta. De pronto cambié mi impresión, las calles estaban llenas de vida, otra solitarias y oscuras. Entonces sí, vi tres zorros, vi tres zorros...

Estoy jugando a un juego perverso con la comida.

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