martes, 13 de agosto de 2013

...martes...sopa de miso...


Esta semana estoy jugando el perverso juego de no comer. Es fácil olvidarse de las horas de la comida y sentir el estómago pegándose pared con pared al final de la tarde. Cuando me quiero dar cuenta ya estoy perdiendo peso otra vez y se me olvida más aún esta cuestión remota de la comida. Lo bueno de aquí, es que no tengo báscula, así no puedo saber si peso menos de 50, como en Madrid. 
El cuerpo cambia, no es un cambio brusco como cambiar de vida, sin embargo una piensa que llevaba preparando este cambio todo un año, o más, pero luego te cae de golpe como una catarata desde el techo, como un agujero en el suelo del balcón, y ves como las plantas se van secando, pero no te atreves a regar porque tienes miedo de caerte del 3G. Si fuera de noche, llevo dos noches viendo al zorro, este es más joven, y más limpio, y más guapo, mucho más guapo. Tiene la cola como todos, encrespada y hacia arriba, limpia y pulida, muy limpia. Mira inteligente y tiene una cara pequeña. Sé que no me puedo fiar de ellos, aunque les hable desde el balcón. Sé que son violentos, ladrones y traidores. Sé que lloran como bebes recién nacidos y que su llanto te hace ver bebés desnudos en la calle, sé todo esto, pero cada noche me asomo a verlos, porque para mí son un punto de referencia conmigo misma.Sé que saben que estoy aquí.
Ayer tuve un pensamiento lúcido sin palabras, pero hoy, hablando con mi amiga Amelia me lo he relatado. Es gracioso, como el 3G. El caso es, que en casa me siento como si estuviese en la biblioteca, aquí se dice Library, por eso yo siempre me confundo y digo que voy a buscar trabajo en una biblioteca. Por cierto, lo escribo con mayúscula porque aquí todo lo escriben con mayúscula en cuanto llama la atención y a mí me parece que esto de la Library, pues lo merece. 
Tengo todo diseminado por la casa, incluso los propósitos que olvido cada mañana que se convierte en tarde y que para mí siempre es mañana hasta que llega ella. La cuestión es que ya no llevo reloj y el tiempo de los móviles y de los ordenadores se me antoja una parte más del diseño del aparato, pero que en realidad no tiene importancia.
Hoy he hecho el amor con la fotocopiadora, ayer me sedujo y hoy por la mañana hemos tenido sexo con el balcón abierto, hasta eso de las once aproximadamente. Es blanca, aquí todos los aparatos son blancos, no sé si será por eso que van tan lentos. 
Ahora tengo un teléfono fijo que es de pago y que no recibe llamadas, pero con él aún no he hecho el amor, porque no me ha seducido.
Parece que mi cabeza a vuelto a funcionar, mañana paso el aspirador.

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