jueves, 29 de agosto de 2013

...jueves...


A veces siento un agujero en el estómago cuando me voy a la cama, no sé muy bien por qué...es verdad, otra vez me he olvidado de comer. 
La bolsa de té se me quedó toda la tarde sobre la encimera ahogándose dentro de la taza; el café, dormido delante de mí, en la hora del lunch y la comida en la nevera, junto a la sopa de miso. La verdad es que no fue un día muy agradable.

De pronto se me borran las ideas, es el vacío en el estómago, en el calendario, en la bandeja de entrada, en los rostros detrás de la pantalla del ordenador, en las calles de Madrid, en los vasos de cerveza que nunca me puedo terminar, y la lista interminable, la riada de guiones imparable que me escruta desde el cuaderno rojo.
Cierras la puerta otra vez, de nuevo te veo bajando las escaleras desde el hueco de cristal y susurro sin que puedas oírme, porque se me ahoga la voz...bye, y nada más. Se cierra la puerta sin ruido, no quiero volverme, sé que otra vez la casa esta girando en su rutina conocida. No estoy hoy preparada para recoger el agua que chorrea desde la pared, tengo miedo a cruzar el pasillo, sé que de nuevo, el hueco es demasiado ancho para mi pequeño cuerpo.
Ordeno la rutina en la caja de zapatos que nos ha sobrado en el caos de nuestro cuarto, intento que todo quepa sin que quede ningún espació vacío. Me sobra espacio, me pregunto si esto es también un espacio vacío. Pienso en buscar más objetos para rellenar la caja, pero no sé si esto será engañarme a mí misma. No quiero hacerlo. Me quedo un rato paralizada delante la caja, no sé qué hacer.

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