lunes, 12 de agosto de 2013

...lunes...agujeros...


Esta semana la casa se nos ha llenado de agujeros. Desde el martes por la mañana empezamos a encontrar agujeritos pequeños, como de insectos, no sé, la verdad es que la casa se llena de bichos cada día, me gusta tener la ventana abierta, por eso luego hay tantas moscas. Lo malo es que los agujeros se nos iban haciendo más grandes por momentos, por ejemplo, cuando se marchó el martes por la mañana, a eso de las nueve, eran como de carcoma o de hormigas, algo así. Sin embargo, a las doce empezaron a hacerse como del tamaño de mi puño, entonces me asusté y pensé llamarla, pero abandoné la idea, ella nunca coge el teléfono. 
No sé qué hacer, la verdad es que nunca me había enfrentado a este tipo de problemas, aquí todo es diferente, yo sigo pensando que todo está en el lado contrario, como los coches, pero el caso es que no sé qué se puede hacer cuando te encuentras ríos por la casa o agujeros y más agujeros. Al final yo siempre me siento bloqueada, entre que no sé si hay Páginas amarillas, mi inglés y el miedo, pues no sé, que me quedé toda la mañana paralizada, iba de un agujero a otro, me quedaba horas mirando como crecía y no tomaba ninguna decisión.

Mañana me haré un horario. 

Hoy parece que la casa está normal, yo por si acaso no me estoy moviendo mucho. Solo he tomado un té. Cada día me propongo cocinar, hoy por ejemplo pensaba hacer las espinacas. Se me acumulan los propósitos en la nevera, ya tengo una fila considerable, pongo los recipientes uno sobre otro, porque así, cuando abro la nevera, pienso que es solo uno, uno muy alto, eso me gusta, gente alta, como ella. 
Se ha ido otra vez. 
Ya no intento hacer la fiesta de la vida cotidiana, ni rebuscar en la bolsita de los días en mi casa. Se me ha caído todo de la bolsa. Agujeros.
Estos días estoy un poco preocupada, creo que estoy perdiendo la memoria. No recuerdo casi nada. Cada día es como si tuviese que aprender a hacer cada cosa, pero no me refiero a algo difícil, me refiero a las espinacas. De pronto es como que no sé como se utilizaba el ajo en el aderezo o como si no tuviese sentido comer fruta, es como si ni siquiera recordase que cada semana solía cambiar las sábanas. Lo cierto es que delante de cada pequeña decisión, me quedo paralizada, no hago nada. Bueno, hoy voy a intentar hacer un horario.

Tengo un agujero en el pijama.

La cabeza me va muy despacio, no encuentro nada que se parezca a lo de antes y que me ayude a entender lo de ahora. Tengo la sensación que se me ha vaciado el cerebro y que las ideas están difuminadas en una niebla de conexiones nerviosas. No calculo el tiempo, me huele a otoño, pienso en el próximo invierno, a veces, sale el sol. No logro encontrar mi método de trabajo, creo que me olvidé meterlo en la maleta cuando me fui de España. 

Tengo un agujero en pijama. 

No sé por qué la casa tiene que quedarse tan vacía cuando se cierra la puerta.


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