miércoles, 18 de abril de 2012

Derrames


Las coordenadas caóticas se han quebrado en una suerte de sangre coagulada. Las coordenadas caóticas rodean ahora mi cuerpo en una suerte de madeja salvaje que me aprieta la piel y me deja marcas en la carne adelgazada. Me gusta ver mi nueva madeja de líneas de lapicero escolar. Se me clavan punzantes en cada poro y se alargan por mis brazos, por mis piernas, por mi pubis desolado. 
Tengo un desierto sin agua en la frente y toda la arena de las dunas se me está derramando encima, los ojos llenos de arena, el pecho lleno de arena, las bragas llenas de arena y los pies enterrados en el fango.
Quiero escribir sola en el arroyo, sentada sobre las piedras y dejar que se me claven punzantes en el abdomen, como antaño, como en aquellos días del dolor. Quiero ahogarme definitivamente en este aire mío que se me escatima, quiero dejar que el aire se escape y se difumine, quiero salir de aquí, quiero salir de aquí, quiero salir de aquí...aquí..? Dónde te has metido ??? Hace días que te busco, eso me pasa por olvidarme de los adverbios. Ahora estoy sin circunstancias, sin aire y sin agua. 
Ríos de lava me taladran el rostro ajeno, el cabello ajeno, los dedos abandonados. Tengo rabia de los días y de las horas, tengo rabia de beber con la boca empapada y dejar que toda se me acumule en la garganta en una suerte de inundación. Quiero sí que toda esa agua entre por mi laringe y llene todo, todo, todo de agua. Quiero comer flores mojadas y llenas de barro sin piel de manzana. 
Quiero nada más que mi color no oscurezca las luces de la tarde, que mi olor no deje sin aroma las flores de tu jardín, que el aliento caliente de mi boca hoy reseca y agrietada, agitada sin tus besos, no enfríe las bocas de los hombres. Quiero que mis ojos puedan abrirse y mirar y mirarte y dejar que sean sin pudor, sin miedo, sin cursivas y sin nadie más que ojos y más ojos, ojos que miren sin miedo y sin dirección, ojos periféricos que arranquen aullidos a la luna y que los dejen vivir. 
Dejadme vivir, solo eso, dejadme sola y no me miréis más, no me juzguéis más, no me limitéis, no me frenéis...Correr sin parar, conducir sin dejar de pisar el acelerador, derramarme por una rampa salvaje y no cubrirme la espalda, dejarme desgarrar y repito, déjame mirar, déjame que te mire y toma mis ojos. 
Posé mis manos en un cuenco de agua y el agua se me secó en la palma y no se me derramó, pero se me secó. Siempre estas manos mías, demasiado calientes y demasiado grandes, demasiado manos. No oigo nada.


Y ahora...qué???

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