miércoles, 11 de abril de 2012

Sin tabiques...




Entro en casa y no encuentro la madeja, todo está lleno de hebras imposibles y mis pies no caben por la puerta. Miro sin esperanza y confirmo que no lograré entrar en casa. Los hilos por los rincones hacen muros impenetrables. Me quedo mirando, paralizada, la puerta de la calle abierta y el miedo a que algún vecino pueda verme. Quiero gritar, pero no es adecuado. Pienso en ti, que me lees y entonces decido escribirte con el pensamiento en el teclado de mi frente. Las letras suenan deprisa, frenéticas, esta noche es demasiado audaz y yo... ¿dónde estoy?
Me busco entre las hebras, entre los nudos del tejido enredado y sin embargo, aún no quiero pasar. Sigo en el descansillo del portal, hace frío y la luz se apaga todo el tiempo. No sé, puedo quedarme a oscuras, pero de pronto me entra angustia.
Angustia..? ¿Me lees? 
Bórrame hoy, olvida todo esto en una noche de estrellas rotas que se fragmentan en el paisaje. He preguntado en la calle, cuando venía para casa, y nadie sabía su nombre. He decidido olvidar el mío. ¿Te acuerdas de mí?
Bórrame, hazme olvidar esta carta sin penumbra que me escuece en los dedos. La noche a veces escuece demasiado. Pero tú me lees, y yo no quiero pronunciar la voz. No quiero que salga un solo sonido. Sola yo, con mis dedos y tu escucha tardía. Bórrame.


Estuve en un cráter, allí construí un pequeño edificio de madera, quería guardar dentro algunas piedrecillas que había encontrado en la playa, pero al mirar en mis bolsillos, se me habían caído por un agujero del pantalón.

No hay comentarios: